"Esto puede sonar como una herejía, ¡pero es la verdad más grande! Más difícil que amar a Dios es dejarse amar por Él. La manera de devolver tanto amor es abrir el corazón y dejarse amar. Dejar que Él esté cerca de nosotros y sentirlo cerca. Permitirlo que sea tierno, que nos acaricie. Esto es muy difícil: dejarse amar por Él.
Y esto es quizás lo que debemos pedir hoy en la misa: "Señor, yo quiero amarte, ¡pero enséñame la difícil ciencia, el difícil hábito de dejarme amar por Tí, de sentirte cercano y tierno! Que el Señor nos dé esta gracia".
Papa Francisco