viernes, 25 de mayo de 2012

¿Por qué oramos?

Oramos porque estamos llenos de un ansia infinita y porque Dios ha hecho a los hombres para estar con él: "Nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti" (san Agustín). 
Oramos también porque necesitamos orar; así lo dice Madre Teresa: "Como no puedo fiarme de mí misma, me fío de él las 24 horas del día".

     A menudo nos olvidamos de Dios, huimos de él y nos escondemos. Pero, aunque evitemos pensar en Dios, aunque lo neguemos, él está siempre junto a nosotros. Nos busca, antes de que nosotros lo busquemos, tiene sed de nosotros, nos llama. Uno habla con su conciencia y se da cuenta, de pronto, de que está hablando con Dios. Uno se encuentra solo, no tiene con quien hablar y percibe entonces que Dios está siempre disponible para hablar. Uno está en peligro y se da cuenta de que Dios responde al grito de auxilio. Orar es tan humano como respirar, comer, amar. Orar purifica. Orar hace posible la resistencia a las tentaciones. Orar fortalece en la debilidad. Orar quita el miedo, duplica las fuerzas, capacita para aguantar. Orar hace feliz.

YOUCAT, 470



No hay comentarios:

Publicar un comentario