
De María no nos constan grandes palabras ni discursos, ni elaboradas profecías. Sólo sabemos que estuvo ahí, siempre… Y así nos habla de algunas dimensiones vitales que hoy siguen siendo imprescindibles: la aceptación, la firmeza, el silencio fértil, la valentía, la aceptación de lo que la vida tiene de cruz, y la fe en la promesa de lo que aún ha de llegar.
"Madre Inmaculada, maestra de la cruz
enséñame a tomar la mía
sin miedo y con paz".
Beato Manuel González
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