domingo, 4 de mayo de 2014

EMAÚS Y EL SAGRARIO


Una de las grandes dificultades de la oración ante el Sagrario y singularmente de la oración confiada, afectuosa y filialmente íntima, es no acabar de darnos cuenta de que Jesús está allí... vivo, personalmente.
¡Se repite tanto en el Sagrario la escena de Emaús, de estar con Jesús sin darnos cuenta de que está con nosotros!
Diríase que este pasaje es todo un curso de oración eucarística. Como en la Eucaristía, Jesús está en el camino de Emaús real y desconocido, presente e invisible, haciéndose el encontradizo, y los hombres torpes, ciegos, deslumbrados, ¡con cuánta dificultad acaban por encontrarlo! ¡Qué raramente caen en que está allí!
Peregrinos perpetuos del camino misterioso del Sagrario, ¡cuánto hemos menester aprender de los felices caminantes de Emaús para llegar como ellos a sentir arder el corazón oyéndolo, y a conocer a nuestro Huésped Jesús partiendo el pan!

Beato Manuel González