Hoy celebramos tu nacimiento, y me vienen a la mente estas palabras que nos dejaste escritas en tu libro "Un sueño pastoral". Condensan bien los "amores" de tu vida "La Eucaristía" y tu sacerdocio. Sirvan de pequeño homenaje en este día.
"La sagrada Eucaristía es el corazón de la Iglesia, es su esencia, su
centro, su vida y con ella hay necesariamente
que contar dentro de nuestra santa religión.
Es Jesucristo tal como quiere
ser buscado, deseado, creído, amado, obsequiado, agradecido y adorado en la
tierra por los hombres. Es Jesucristo repitiendo cada día el Calvario y el
Evangelio y perpetuando hasta la consumación de los siglos, la Redención de aquél y los
milagros de éste. Es el Jesucristo de la gloria hecho alimento, luz, solución,
redención, defensa, medicina y resurrección de los peregrinos de la tierra.
La Eucaristía es, si cabe decirlo así, el Jesucristo nuestro; en el estado en que más nos conviene, tan
necesario a nuestra vida como el aire a los pulmones.
Y aquí es donde la figura del
sacerdote adquiere proporciones más que gigantescas y su acción como tal
sacerdote traspasa los límites de lo incomprendisble y de lo inefable.
Jesucristo no ha querido
hacerse Eucaristía, ni darse, ni ofrecerse, ni reservarse, ni presentarse en la
Eucaristía sino por el sacerdote.
(Beato Manuel González)
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