"Señor, en tu nombre
echaré la red".
¡Qué bien se armonizan en esta petición las dos condiciones para obtener el pan: el trabajo propio y la confianza en Dios!
Había trabajado toda una noche solo, es decir, contando con sus solas fuerzas y, a pesar de los esfuerzos y trajines de toda una noche de remar y echar las redes en todas las direcciones, ¡nada hemos cogido!
Pero ahora, ante la vista de Jesús y obedeciendo sus mandatos, va a cambiar de procedimiento; ya no va a trabajar solo, sino en compañía de su Jesús, en tu nombre, contando contigo echaré la red. ¿El fruto? ¡Una pesca prodigiosa!
(Beato Manuel González)
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