En este tiempo de Adviento, tiempo de espera y esperanza, María nos enseña a estar atentos, a descubrir la Vida que nace y que a cada paso nos sorprende con su Presencia...
¡Te invitamos a orar de la mano de Maria Inmaculada!
Vigilia de la Inmaculada
Oración. Silencio. Canción. Estar. Esperar... con María!!
En algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, había un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegre en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema; no sabía quién era. "Lo que te falta es concentración - le decía el manzano - Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas, ¡ve qué fácil es!" "No lo escuches - exigía el rosal - Es más sencillo tener rosas y ¡ve qué bellas son!" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución... No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho desapareció.
"¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?" Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje. Tienes una misión: ¡Cúmplela!"
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo que estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz...
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Escucha hoy Su voz... ¡y descubrirás cuál es tu misión!
¿Cuál es el mayor amor? Jesús definió el mayor amor entre los hombres como el de aquel que da la vida por sus amigos...
Jesús, Maestro mío, ¿me permites alargar tu definición del mayor amor? Tú dijiste: 'Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos...', a no ser el que ha inventado la Eucaristía para darla todos los días y todas las horas, ¡hasta la consumación de los siglos! ¡Este sí que es el mayor amor perpetuado hasta la locura! (Beato Manuel González García)
"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre;
Vengo a tu presencia, te busco... Te busco, y sé que Tú me buscas. Te miro, y me encuentro con tu mirada. Te doy mi tiempo, y Tú me das la vida. El encuentro contigo es pura gracia... Tu presencia hace arder mi corazón... Por eso te pido: Quédate conmigo, Señor...
Al final, me quedo en silencio, te escucho y me dices: "Siempre estoy contigo, y lo único que te pido es: Permanece en mí... Quédate conmigo y me quedaré en ti."
Señor, el tiempo es un regalo que tú nos haces, pero un regalo que se gasta, un regalo que no se conserva.
Señor, tengo tiempo, tengo todo mi tiempo, los años de mi vida, los días de mis años, las horas de mis jornadas: son todas mías.
A mí me toca llenarlas, serenamente, con calma, llenarlas a todas hasta el borde, para ofrecértelas de modo que de su agua insípida, Tú hagas un vino generoso.
Te pido la gracia de poder hacer, en el tiempo que me das, aquello que Tú quieres que haga...
Necesito el silencio. Sin silencio, mis palabras tienen el peligro de convertirse en huecas y vacías.
Desde mi silencio, fui a buscar el silencio de Dios en el Sagrario... Silencio que se hace Palabra elocuente cuando logro entrar en mi interior.
El contacto con el silencio de Dios encendió en mí Palabras Vivas, que hicieron arder lo más profundo de mi corazón.
Y descubrí que el silencio es fecundidad...
Y escuché la voz de Aquél que habla más elocuentemente que cualquier palabra humana...
... Sucede que en el fondo del alma Dios nos llama, pero no siempre lo oímos... ¡Qué lástima! Él quiere hablarnos de nosotros mismos, quiere hablarnos de los sentimientos que encierra en su Corazón...
Hay quien lo escucha a menudo. Hay quien rara vez lo escucha. Y quien lo escucha sólo una vez...
Por eso es conveniente ya tarde, en la noche, cuando todo está en silencio, ponerse a la escucha del Dios del alma que habita en el Sagrario y que está esperándote...
Punto de ENcuenTRO es... Oración. Silencio. Canción. Estar. Callar. Hablar. Rezar...
Es un pretexto de Jesús para encontrarse contigo... ¡Deja que te encuentre!