viernes, 25 de noviembre de 2011

El árbol

        En algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, había un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegre en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema; no sabía quién era. "Lo que te falta es concentración - le decía el manzano - Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas, ¡ve qué fácil es!" "No lo escuches - exigía el rosal - Es más sencillo tener rosas y ¡ve qué bellas son!" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
        Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución... No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho desapareció.
        "¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?" Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
        "Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje. Tienes una misión: ¡Cúmplela!"
        Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo que estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz...

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Escucha hoy Su voz... ¡y descubrirás cuál es tu misión!





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