Dios ha puesto en nuestro corazón
el deseo de buscarle y encontrarle.
San Agustín dice: "Nos hiciste, Señor,
para ti y nuestro corazón está inquieto
hasta que descansa en ti..."
Para el ser humano es natural buscar a Dios. Todo su afán por la verdad y la felicidad es en definitiva una búsqueda de aquello que lo sostiene absolutamente, lo satisface absolutamente y lo reclama absolutamente.
El hombre sólo es plenamente él mismo cuando ha encontrado a Dios. "Quien busca la verdad busca a Dios, sea o no consciente de ello" (santa Edith Stein).
El hombre sólo es plenamente él mismo cuando ha encontrado a Dios. "Quien busca la verdad busca a Dios, sea o no consciente de ello" (santa Edith Stein).
Youcat, 3
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