sábado, 4 de febrero de 2017

Comentario al Evangelio del Domingo

Queridos amigos inauguramos una nueva entrada, en la iremos compartiendo con vosotros la Homilía de cada domingo, que generosa y gratuitamente nos regala nuestro querido amigo y sacerdote Javier José Jiménez Juste, para todos los que le conocemos y queremos JJ.
¡Gracias amigo por compartir con nosotros! Seguro que nos va a ayudar -como tú dices- a saber que nuestra predicación no se ha de basar en elocuentes y sabias palabras, sino en *TESTIMONIAR*  a Cristo Jesús como la Sal y la Luz de nuestra vida. Débiles y humildes, pero *PLENOS* de la Fuerza de Dios.


HOMILÍA. V Domingo T.O. (A)    
4 y 5 de febrero de 2017

 




*PON SABOR y COLOR A LA VIDA… 
para que brille en el mundo el Evangelio.*

Mi querida y amada familia en el Señor:

1.- Nos encontramos situados ante la Palabra que cada semana provoca *SABOR* y *CLARIDAD* en nuestras vidas… ¡Ese es el mayor deseo del Señor cuando escuchamos sus palabras!, que sean “sabrosas” -bien digeridas-, y con mucha “luminosidad” para afrontar todo cuanto nos sucede y seguir dando Gloria a Dios…

2.- Jugando en el campo del Señor observamos que una de las reglas de oro es *NO SER ACTIVISTAS*. El “activista” es aquel que vive “agitado” en las cosas de este mundo y coloca su prioridad en el “hacer, hacer y -luego- hacer”… Es aquel que sostiene su vida en la búsqueda de un “protagonismo superficial”. Esta regla de oro se convierte, hoy y siempre, en la advertencia más honda del corazón de Dios para quienes nos acercamos a escuchar su Palabra este día. ¡¡¡ATENCIÓN!!!, pues, a este modo de existir que nos puede llevar a vivir con sosería (insípida, desabrida y frívolamente).

La vida del cristiano ha de ser como la sal y la luz, pequeños y sencillos signos que dan muchísimo juego. Para que nuestra vida cristiana no se vea mermada en sabor y claridad de la buena no podemos dejar de mirar al Maestro. Si lo hacemos estamos prefiriendo buscar en las “obras buenas” nuestro ego y aplausos, debilitando el cometido para el que hemos sido creados.  El evangelio dice claramente que SOMOS… Sí, somos SAL y LUZ… Y quiere que esa luz alumbre a las personas. Y la manera mejor de jugar en ese partido es realizando obras buenas y explicitando que son para gloria de Dios.

3.- De un modo claro y conciso el profeta Isaías nos lo ha manifestado: Nuestra FE, nuestro creer en Dios, comporta una nueva forma de relacionarnos con los demás. *"Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, viste al que ves desnudo, no te cierres a tu propia carne…”*. Esta forma de vivir es lo que Dios aspira para nosotros. Es la conducta que hace salir la Luminosidad abriendo sendas de justicia, de sanación, de perdón, de libertad… Y, dichos gestos hacen degustar el buen sabor de la Vida. 

A ejemplo de lo reflexionado, y para que sirva de refuerzo, sitúo unas palabras que salieron un día de los labios de san Juan de la Cruz, hombre contemplativo en la acción, y que nos implique en ese querer renovar nuestra voluntad de dar testimonio fehaciente del Señor. Dice el místico doctor:

*«Adviertan, pues, aquí los que son muy activos y piensan ceñir el mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios… si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración»*. De lo contrario, * «todo es martillear y hacer poco más que nada, y a veces nada, y aun a veces daño».*

Que aprendamos -de una vez por todas- a saber que nuestra predicación con la vida no se ha de basar en elocuentes y sabias palabras, sino en *TESTIMONIAR* a Cristo Jesús como la Sal y la Luz -débiles y humildes-, pero *PLENOS* de la Fuerza de Dios -Sabor y Claridad que ofrece para su Gloria.

4.- Ojalá Dios encuentre en nosotros corazones creyentes y preparados, lámparas encendidas, deseosos de brillar con la Luz de Cristo. …Es cierto que este cometido puede estremecer (agitar, zarandear, remover), mas no debemos asustarnos, pues los creyentes de todos los tiempos han vivido infinidad de “noches oscuras”, áridas y desérticas, pero la fidelidad de muchos corazones abiertos a la Gracia y deseosos de ser fieles a la fe, han favorecido (propiciado, permitido) que estas personas pudiesen superar esas tormentas vitales y, transmitieran -desde ese buen obrar, desde esa manera de comportarse- el mensaje que viene de Dios y que es el único que puede transformar el mundo con la fuerza humilde y firme de un poco de sal y una pizca de luz.

Así que, a dejar que la Luz del Señor brille en las oscuridades de la vida.
*¡¡¡Que aprendamos a descubrir el verdadero sabor de las cosas de Dios y lo exterioricemos en nuestras relaciones personales!!!*.Amén

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