¡Todo un año para estrenar! ¡366 días para vivir en tu presencia, Señor!
Concédeme... el don de sabiduría para saber juzgar según la medida de Dios, y vivir el don de cada día... Sin otros planes que los tuyos, los de cada día... Que pueda maravillarme del amor de Dios, cada día... Que el rostro de mi prójimo sea nuevo para mí, cada día...
Dame un corazón, manso con el sufrimiento de cada día, fuerte en la lucha de cada día, amoroso en la oración de cada día...
Que cada día sepa confiar en Ti, dejando en tus manos el mañana, sin inquietud, sin prisas... Que cada día estrene tu paz... Junto a María, nuestra Madre, enséñame a vivir el don de cada día... AMÉN.
Es Navidad... Acojamos al Dios que viene a nosotros en Belén y en la Eucaristía...
No se acerca con poder, sino con debilidad; no se impone, sino que llama a nuestra puerta; no nos habla desde arriba sino desde un pesebre, desde el Sagrario y desde el hermano; y allí nos invita a encontrarlo...
Mi Madre Inmaculada busca, mendiga una cuna para su Jesús. Ni en las casas de los ricos, ni de los pobres, ni de los parientes, ni en el mesón de los transeúntes hay un rinconcito para colocar su cuna.
Triste, dura e injusta era aquella repulsa, pero al fin ni Ella ni su Jesús eran conocidos...
Hoy, a los veinte siglos de predicación, de milagros, de beneficios, de Iglesia, de Eucaristía de Jesús, mi Madre sigue buscando cunas para su Hijo, que todavía no se ha cansado de querer nacer entre los hombres...
¿Encuentra muchas cunas?... ¿Limpias?... ¿Cedidas con gusto?... ¿Con generosidad?... ¿Con prontitud?... ¿Con calor o con frío?...
Orar en Adviento es situarnos en esta tierra, en este mundo, y preparar la visita del que viene como regalo de Dios...
Orar en Adviento es hacer que nuestro corazón sea un corazón de carne, un corazón llamado a cambiar, un corazón que hace sitio a Dios, para que lo habite y lo haga morada suya...
Orar en Adviento es lanzar un grito de esperanza y de alegría porque Dios se ha acordado de nosotros, ha sido fiel a su promesa y nos visita...
Orar en Adviento es callar y dejar que Dios sea Palabra que habita en nuestro silencio interior...
¡Madre nuestra! ¡Una petición!: ¡Que no nos cansemos! Sí, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos asalte, aunque la flaqueza nos ablande, aunque el furor enemigo nos persiga y nos calumnie, aunque nos falten el dinero y los auxilios humanos, aunque vinieran al suelo nuestras obras y tuviéramos que empezar de nuevo...¡Madre querida…!¡Que no nos cansemos!
Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre, con los ojos de la cara fijos en el prójimo y en sus necesidades para socorrerlos y con los ojos del alma fijos en el Corazón de Jesús que está en el Sagrario, ocupemos nuestro puesto, el que a cada cual ha señalado Dios...
¡Nada de volver la cara atrás! ¡Nada de cruzarse de brazos! ¡Nada de estériles lamentos!
Mientras nos quede una gota de sudor o de sangre que derramar, unas monedas que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento en nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies…que puedan servir para dar gloria a Él y a Ti y para hacer un poco de bien a nuestros hermanos…
En este tiempo de Adviento, tiempo de espera y esperanza, María nos enseña a estar atentos, a descubrir la Vida que nace y que a cada paso nos sorprende con su Presencia...
¡Te invitamos a orar de la mano de Maria Inmaculada!
Vigilia de la Inmaculada
Oración. Silencio. Canción. Estar. Esperar... con María!!
En algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, había un hermoso jardín con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. Todo era alegre en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema; no sabía quién era. "Lo que te falta es concentración - le decía el manzano - Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas, ¡ve qué fácil es!" "No lo escuches - exigía el rosal - Es más sencillo tener rosas y ¡ve qué bellas son!" Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: "No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución... No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior." Y dicho esto, el búho desapareció.
"¿Mi voz interior? ¿Ser yo mismo? ¿Conocerme?" Se preguntaba el árbol desesperado, cuando de pronto comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje. Tienes una misión: ¡Cúmplela!"
Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo que estaba destinado. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz...
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Escucha hoy Su voz... ¡y descubrirás cuál es tu misión!
¿Cuál es el mayor amor? Jesús definió el mayor amor entre los hombres como el de aquel que da la vida por sus amigos...
Jesús, Maestro mío, ¿me permites alargar tu definición del mayor amor? Tú dijiste: 'Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos...', a no ser el que ha inventado la Eucaristía para darla todos los días y todas las horas, ¡hasta la consumación de los siglos! ¡Este sí que es el mayor amor perpetuado hasta la locura! (Beato Manuel González García)
"Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no volverá a tener hambre;
Vengo a tu presencia, te busco... Te busco, y sé que Tú me buscas. Te miro, y me encuentro con tu mirada. Te doy mi tiempo, y Tú me das la vida. El encuentro contigo es pura gracia... Tu presencia hace arder mi corazón... Por eso te pido: Quédate conmigo, Señor...
Al final, me quedo en silencio, te escucho y me dices: "Siempre estoy contigo, y lo único que te pido es: Permanece en mí... Quédate conmigo y me quedaré en ti."
Señor, el tiempo es un regalo que tú nos haces, pero un regalo que se gasta, un regalo que no se conserva.
Señor, tengo tiempo, tengo todo mi tiempo, los años de mi vida, los días de mis años, las horas de mis jornadas: son todas mías.
A mí me toca llenarlas, serenamente, con calma, llenarlas a todas hasta el borde, para ofrecértelas de modo que de su agua insípida, Tú hagas un vino generoso.
Te pido la gracia de poder hacer, en el tiempo que me das, aquello que Tú quieres que haga...
Necesito el silencio. Sin silencio, mis palabras tienen el peligro de convertirse en huecas y vacías.
Desde mi silencio, fui a buscar el silencio de Dios en el Sagrario... Silencio que se hace Palabra elocuente cuando logro entrar en mi interior.
El contacto con el silencio de Dios encendió en mí Palabras Vivas, que hicieron arder lo más profundo de mi corazón.
Y descubrí que el silencio es fecundidad...
Y escuché la voz de Aquél que habla más elocuentemente que cualquier palabra humana...
... Sucede que en el fondo del alma Dios nos llama, pero no siempre lo oímos... ¡Qué lástima! Él quiere hablarnos de nosotros mismos, quiere hablarnos de los sentimientos que encierra en su Corazón...
Hay quien lo escucha a menudo. Hay quien rara vez lo escucha. Y quien lo escucha sólo una vez...
Por eso es conveniente ya tarde, en la noche, cuando todo está en silencio, ponerse a la escucha del Dios del alma que habita en el Sagrario y que está esperándote...
Punto de ENcuenTRO es... Oración. Silencio. Canción. Estar. Callar. Hablar. Rezar...
Es un pretexto de Jesús para encontrarse contigo... ¡Deja que te encuentre!
Aún resuenan en nosotros los intensos momentos vividos el verano pasado, durante la JMJ de Madrid...
¡Una gran aventura que jóvenes de todo el mundo compartimos junto al Papa Benedicto XVI!
También los jóvenes de la JER estuvimos presentes, celebrando el gozo de esta súper-mega Fiesta de la Fe...
Y luego de la JMJ... ¡¡¡un Encuentro súper especial con chicos de la JER de Venezuela y de otros sitios de España!!!
Somos Generación JMJ... ¡¡¡Nos vemos en Río 2013!!! ;)
Somos parte de la F.E.R. (Familia Eucarística Reparadora), fundada por el Beato Manuel González García el 4 de marzo de 1910...
Nacimos de un sueño, una queja, un anhelo: que todos conozcan el amor de Dios que palpita en la Eucaristía, tantas veces desconocido y olvidado... ¡Esa es la razón de nuestra vida y misión!
Hoy jueves, día eucarístico por excelencia, comenzamos nuestro blog. Amiga, amigo: sé bienvenido a nuestro nuevo espacio en la red.
Déjate cautivar por algo, más bien, por Alguien, muy antiguo, pero a la vez siempre nuevo... Te ha soñado desde siempre, te espera muy cerca de donde vives...
Tú que buscas, y que quieres encontrar, te invitamos a un nuevo país, al de las Divinas Sorpresas...
Descárgate de todo, aquí puedes ser tu mismo. Acercate, Él te espera...
"¡Madre Inmaculada, que seamos espigas alimentadas del Sol de la Eucaristía, arraigadas en la tierra de la humildad y hermoseadas con las rojas amapolas del amor! ¡Y que broten verdes hojas, llenas de vida y cargadas de esperanza!"
(Inspirado en los escritos del Beato Manuel González García)