sábado, 20 de diciembre de 2014

¡Hágase!...¡Señor, ven!

Faltan pocos días para la Navidad. La liturgia de este domingo, cuarto de Adviento, nos propone el relato de la Anunciación y, con él, la posibilidad de revivir ese momento culminante de la historia en que Dios tocó el corazón de una muchacha nazarena; ese momento donde el Hijo de Dios comenzó a hacerse carne al dar ella su consentimiento.


"El consentimiento consciente dado por María a la Encarnación y a todas sus consecuencias gloriosas y dolorosas; la fidelidad exquisita a Dios, que le ha merecido ser escogida para dar aquel "hágase en mí según tu palabra"como representante de toda la naturaleza humana; la generosidad ante las pobrezas de Belén; las persecuciones de Herodes y las necesidades y humillaciones de la vida oculta; las renuncias supremas de la vida pública, del Calvario, del sepulcro, de la ausencia después de la Ascensión; las amarguras de la solicitud por las Iglesias nacientes..., ¿no hacen de María la gran sembradora de la vida de Dios y del Dios de la Vida? (Beato Manuel González)

En la recta final del Adviento, pongamos nuestra mirada en María y José. Junto a ellos, preparémonos a recibir a Aquel que viene a revelar el sentido más profundo de la alianza de Dios con la humanidad de todos los tiempos y permitamos que otros reciban la vida que Dios ha sembrado en cada uno de nosotros.




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