sábado, 13 de diciembre de 2014

Nadie vive de negaciones...¡Señor, ven!



"El Espíritu del Señor está sobre mí, 
porque el Señor me ha ungido. 
Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, 
para vendar los corazones desgarrados, 
para proclamar la amnistía a los cautivos,
y a los prisioneros la libertad, 
para proclamar el año de gracia del Señor...."


Isaías resume en estas palabras la misión del profeta, que en Jesús se cumplen en plenitud. Pero la misión no termina aquí. Desde nuestro Bautismo, el anuncio, la justicia y la curación, también son cosa nuestra. 

En el Evangelio aparece un profeta, Juan, testigo de la luz, que se presenta con tres negaciones: no es Elías, no es el Profeta esperado, no es el Mesías. Pero nadie vive de negaciones, en nuestra vida es preciso dar un Sí. El sí de Juan es reconocerse por lo que es, la voz que clama en el desierto invitando a allanar los caminos al que viene. 

Ser colaboradores de Dios es una gracia inmensa. Juan nos lo recuerda, lo nuestro es dar testimonio de la Luz. El mejor modo es ayudarnos unos a otros a reconocer a Aquel que está en medio de nosotros, y que a veces no logramos ver; reconocernos como eslabones de una cadena, el Señor va por delante; somos servidores, ¿cómo no agradecer esta oportunidad única de ser aliviadores del dolor de otros? 

Acojamos la invitación de Pablo a fomentar la alegría en nuestras vidas por todas las bendiciones que el Señor nos concede, dirigiéndonos a Él en una oración constante y agradecida, para así descubrir que en nuestra vida todo es dado. 

Pidamos a María, en estos días ya próximos a la Navidad, que la gratitud sea una expresión continua en nuestra vida, al descubrirnos destinatarios del amor misericordioso e inmerecido del Dios que viene a llenar nuestras vidas de sentido y de felicidad.

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