martes, 31 de marzo de 2015

Martes Santo: Derrochar misericordia ¡hasta lo imposible! y ¡sin esperar nada!

Un Salvador que se ha puesto por norma inexorable respetar la libertad humana, ¿qué más ha podido hacer? ¿Qué más milagros de paciencia y delicadezas de misericordia podía derrochar para salvar a aquel hombre obstinado en ser traidor? Y cuenta que sabiendo por anticipado Jesús con su ciencia infinita lo infructuoso de su acción misericordiosa sobre Judas, pudo ahorrársela. Pero como a más de Salvador era Maestro, prefirió dejar probada hasta la saciedad con su ejemplo a los que constituía salvadores y maestros del mundo la que había de ser la gran regla de su Apostolado, a saber: derrochar misericordia y paciencia por tratar de salvar un alma ¡hasta lo imposible! y ¡sin esperar nada!

Judas no sacó provecho del derroche de misericordia del Corazón de Jesús para con él. Pero los apóstoles de entonces y los de todas las edades, entre otros muchos provechos, han obtenido dos: el de haber sacado el retrato del Corazón de Jesús en su mejor postura y el gráfico más completo de su Apostolado.



Ante el misterio de Jesús sereno, y hasta deferen­te, con su amigo y apóstol traidor, durante tres años ¡qué bien se facilita y entiende dar perdón al enemigo, aunque no lo pida y siga odiando. El ir a los lobos como corderos. El presentar la mejilla al que le hirió en la otra. El hacerse pequeño para ser grande y todos esos imposibles humanos de la ley evangélica!

Judas, y todos los Judas que Dios permita en su Iglesia, son ciertamente una mancha negra, muy negra, pero indispensa­ble para que destaque y se pruebe la grandeza del Corazón de Jesús y del corazón de sus apóstoles.


(Beato Manuel González)

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