miércoles, 1 de abril de 2015

Miércoles Santo: Misterio de misterios

¡Qué lección tan transcendental para un apóstol contemplar a Jesús dando de comer de su pan y de beber de su copa y oyendo y respondiendo y rodeando de delicadezas, no una vez, ni un día, sino durante las noches y los días de tres años, al que sabía de cierto que anidaba en su corazón y en sus intenciones el propósito de robarle constantemente las limosnas ofrecidas por los fieles, de murmurarle y de venderlo al cabo, por unas monedas, a sus encarnizados enemigos!

Si la elección de Judas, a sabiendas de que había de ser traidor, es un gran misterio del Corazón de Jesús, la paciencia en padecerlo casi tres años en vida íntima, es misterio de misterios.



Quizá levante un poco el velo de ese misterio el conside­rar la conducta de Jesús con Judas como la obra maestra, la prueba cumbre, el ejemplar más acabado de la misericordia de su Corazón que quería grabar en el corazón de sus apóstoles.

Si vale la frase, yo diría que toda la razón de ser de Judas en el colegio apostólico, era que el Corazón de Jesús "luciera" toda su misericordia y todo su respeto a la libertad humana, y enseñara a sus apóstoles del modo más eficaz a desarrollar su Apostolado.

(Beato Manuel González)

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