jueves, 31 de marzo de 2016

Actividades mes de Abril

Viernes, 1 

Visita eucarística a la Parroquia de La Concepción en La Orotava

Viernes, 15

Punto de ENcuenTRO

Espacio de oración con Jesús Eucaristía para jóvenes
Capilla de San Jorge
Pza de los Patos, s/n
20:15h

Miércoles, 20

Retiro para laicos


Casa de Espiritualidad "Nuestra Señora de Candelaria"
C/ Santiago Beyro, 15,
38007 Santa Cruz de Tenerife

Organiza: Unión Eucarística Reparadora
Dirige: Don Daniel Padilla


Teléfono de Contacto: 922 28 35 77

domingo, 27 de marzo de 2016

¡Corred a anunciar a Jesús vivo!


Id a prisa a decir que Jesús no está muerto, como se creía, sino vivo.

Predicad a Jesucristo vivo en la Eucaristía llevándolo vivo en vuestra alma por la gracia,
en vuestro corazón por la humildad, en vuestras obras por la caridad,
en vuestra mirada, en vuestra palabra...



  Sí, comulgantes, llevadlo vivo y veréis qué pronto creen.

(Beato Manuel González)


¡Feliz Pascua de Resurrección!


viernes, 25 de marzo de 2016

Entregándose siempre

Los hombres todos parece que hacen un alto en sus ocupa­ciones y preocupaciones de todos los días al llegar el Jueves y Viernes Santo, y cada uno a su manera deja entrar dentro de su alma el eco de esas palabras de nuestro símbolo: padeció y murió.



Hace veinte siglos que ocurrió lo que significan esas palabras, y para esa Pasión y Muerte aun hay lágrimas de compadecidos, gemidos de penitentes, heroísmo de imitadores, y también imprecaciones de populacho seducido, hipócritas protestas de perseguidores arteros, torpes subterfugios de cómplices cobardes y saña diabólica de verdugos de inocen­tes...

Padeció y murió, oyen decir los unos y rezan y lloran y piden perdón, y protestan amor y se aprestan a padecer y a morir por el que padeció y murió por ellos...

Padeció y murió, oyen los otros y, rechinando los dientes o lavándose hipócritamente las manos o gozándose en la sangre inocente, repiten el «crucifícalo», o el «no queremos que éste reine sobre nosotros», o el «preferimos a Barrabás», o el «queremos raer sobre la haz de la tierra su nombre».

Diríase que cada Viernes Santo que pasa, más que un aniversario y un recuerdo de aquel primer Viernes santo es una repetición del mismo.

Se repiten la piedad valiente y delicada de las Marías, la fidelidad de Juan, las lágrimas de la Virgen, la confesión del ladrón, la misericordiosa solicitud de los santos varones... y se repiten los odios y las seducciones y las ingratitudes, y los salivazos y las bofetadas y la cruz, y no se repite la muerte porque... no pueden.

Y pregunto:

¿Qué hombre es ése que padeció y murió y qué clase de padecimientos y de muerte son ésos que, a los veinte siglos de ocurridos, de ese modo conmueven todos los corazones como si ocurriesen en el día?
¿Conocéis algún muerto cuyos parientes y herederos lo lloren tantos siglos? ¿Conocéis algún muerto cuyos verdugos se lleven veinte siglos gozándose en su muerte? ¿Habéis visto más lágrimas sobre una víctima o más implacabilidad sobre un reo?
¿Y no les dicen nada a esos pobres verdugos esos veinte siglos de Pasión llorada por unos y repetida por otros? ¿No ven que ni ese amor ni ese odio son de esta tierra?
Si ese odio les dejara ver, ¡no ven!, se convencerían de que son amor y odio sobrehumanos; amor de cielo, odio de infierno.

Solamente con amor de cielo se puede amar tanto y por tanto tiempo y sólo con odio de infierno se puede odiar tanto y por tantos siglos. Los hombres solos no saben ni pueden odiar así. ¡Pobrecillos!

¡Pobrecillos los perseguidores!, perpetuamente condenados a servir a Barrabás, capitán de ladrones y viciosos, por no querer a Jesucristo Hijo de Dios vivo; condenados a bajar siempre del Calvario como los fariseos y los verdugos rechinando los dientes y confundidos por la ira de Dios, por no querer bajar como el Centurión, confesando que verdadera­mente aquel hombre era Hijo de Dios.

¡Pobrecillos y eternamente pobrecillos los perseguidores!

Ellos se irán con sus decretos persecutorios, con sus impiedades escritas, habladas o hechas, con sus intriguillas y con sus triunfos de poco tiempo; se irán, sí, como se fueron los que les precedieron en el oficio; pero el Jesu­cristo por ellos perseguido, la Iglesia Católica con su sacerdocio, su Misa y su Sagrario por ellos envidiada y escarnecida, ésos no se van.




Madre querida del eterno condenado a destierro y a muerte haz de mi corazón fortaleza y refugio para defensa y descanso de tu Jesús.

(Beato Manuel González)

jueves, 24 de marzo de 2016

En la noche en que había de ser entregado (1 Cor 11,23)


Para mí la línea que divide a la humanidad en dos grandes mitades la ha trazado el Jueves Santo.

En la tarde de ese día se creó el Sagrario. Yo creo que más que la diversidad de razas, el grado de cultura o de libertad de los pueblos, y el rango de los imperios y de las estirpes, diferencia a los hombres esta condición: Hombres con Sagrario y hombres sin él.

Escudríñese a la luz de la fe católica lo que significan estas dos palabras que se inventaron aquel mismo día: Sagrario y Comunión, y se deducirá que los hombres que están en posesión de ellas tienen con respecto a los que no las conocieron más diferencias, infinitamente más, que las que existieron entre los griegos y los romanos, entre los esclavos y los libres.

Estos tránsitos sociales han hecho gozar a los hombres de un poco o un mucho de bien, pero limitado y relativo.

El tránsito de no tener Sagrario a tenerlo ha puesto al hombre en goce y posesión de el Bien absoluto y sin limita­ciones.
Con todos aquellos bienes aun cabía llamarse y ser pobre y desdichado. Con este Bien del Sagrario se acabaron de verdad todas las pobrezas y desdichas de los hombres. ¿Que aun siguen mendigando y gimiendo?
Es verdad, pero es que seguramente esos hombres no han leído y mucho menos entendido la hoja del almanaque de este día cuando dice: JUEVES SANTO.



¡Si se enteraran, si se enteraran!

Marías, Discípulos de san Juan: ésa es vuestra misión: enseñar o recordar a los hombres que hay Jueves santo, que hay que agradecerlo siempre.

(Beato Manuel González)

sábado, 19 de marzo de 2016

El único camino


Han pasado ya cinco semanas desde el Miércoles de Ceniza, casi cuarenta días desde que sobre nuestra frente se trazó una cruz y se pronunciaron unas palabras que nos invitaban, un año más, a la conversión.

Nos presentamos ante ti con la vida entre las manos. Si aún nos queda alguna careta, nos la quitamos y nos descubrimos ante tu presencia.

Acoge nuestro pequeño corazón que anhela tu misericordia y transfórmalo para hacer posible que, junto a Ti, brote un renuevo de vida.

Que tu Espíritu Santo nos muestre el valor del sacrificio, el sentido profundo de la pasión y el significado de la cruz que en unos días contemplaremos.



¿Por qué ante Ti nadie queda indiferente?


A menudo vemos lo que haces por nosotros, pero ¿volvernos a Ti, convertirnos a Ti, arrojarnos en tus brazos?



Frente a la tentación de la mediocridad, me recuerdas la Palabra : "Sois dioses". Eso es bendición y reto: Que quien me vea te intuya. Ayúdame, desde mi manera de proceder sincera, llena de amor, a mostrar a este mundo herido, el rostro amoroso de tu Padre.


sábado, 12 de marzo de 2016

¡Si fueran a Él los pecadores!


¿Y si los pecadores, si nosotros los pecadores, cuando el remordimiento nos carcome y la vergüenza de nuestras indignidades enrojece nuestras caras, cuando el demonio de la desesperación nos empuja a quitar remordimientos con el falso placer de pecados nuevos y nos cierra los ojos y el corazón para que no vean ni sientan la mirada siempre compasiva de Jesús, nos pusiéramos a orar ante Jesús del Sagrario y decirle la palabra de confianza: Padre; y la de confesión: pequé contra el cielo y contra Ti; y la de asco de sí: no soy digno de ser llamado hijo tuyo (Lc 15, 22), y la petición humilde de: recíbeme siquiera como a uno de tus criados, como el pródigo del Evangelio; y fuéramos a llorarle como la Magdalena y san Pedro, y con los ojos entornados por la confusión, y la boca abierta por la confianza, le repitiéramos el "ten piedad de mí, que soy un pecador" (Lc 18, 13) del humilde publicano...

¡Cómo sentiríamos la opresión de sus brazos sobre nuestros hombros y cuello, y el beso del perdón sobre nuestra frente y el "vete en paz, hijo, que tus pecados están perdonados" (Mt 9, 2) o el "Yo tampoco te condeno " (Jn 8, 11)

(Beato Manuel González)

lunes, 7 de marzo de 2016

¡A un paso de la Canonización!


Como ya hemos ido conociendo por varios medios, el Papa Francisco, en la tarde del jueves 3 de marzo, recibió al cardenal Angelo Amato, s.d.b., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y autorizó la promulgación de varios Decretos, entre los que se encuentra el relativo a un milagro atribuido a la intercesión del beato Manuel González García (1877-1940), Obispo de Málaga y de Palencia, y fundador de la Unión Eucarística Reparadora y de las Misioneras Eucarísticas de Nazaret.



Esta promulgación que hace la Iglesia sea, para todos los que nos nutrimos de este carisma regalado al beato Manuel González, un impulso que nos mueva a vivir una mayor fidelidad a Jesús - Eucaristía; que el Señor nos conceda la sabiduría del corazón para saber dar respuesta a las situaciones de abandono del mundo de hoy.