Desde el horizonte infinito de su amor, de hecho, Dios ha querido entrar
en los límites de la historia y de la condición humana, ha tomado un
cuerpo y un corazón, para que podamos contemplar y encontrar el infinito
en el finito, el Misterio invisible e inefable en el Corazón humano de
Jesús, el Nazareno.
(Benedicto XVI)
No hay comentarios:
Publicar un comentario